Esos ojitos llorosos, a los que tanto quiero, despedirme de ellos, no va a ser nada fácil, arrepentimientos que uno tiene, y que ya, no sirven de nada, también consolaciones que tampoco ayudan, hasta la próxima vez que nos veamos, y te pueda decir, te he echado de menos, y tu me digas, cállate.
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LLegar a tal punto en el que piensas que tu mejor amiga es la soledad.
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