Reconocer.

Todos los días busco la inspiración en él cuando no puedo escribir y necesito desahogarme. Siempre .Cuando tengo ganas de llorar recuerdo las ganas que tengo de abrazarlo a cada momento y la añoranza, el apoyo incondicional y la preocupación que a nadie nunca se le ocurrió prestarme. Y cuando quiero reir siempre recuerdo nuestras jugarretas sucias, las peleas infantiles y las discusiones aparentemente maduras. 
Si supiera la de veces que me hace falta a lo largo del día probablemente me llamaría floja, pero se que cuando le dijera que a cada momento me siento más viva y más fuerte gracias a mi misma por poder medianamente sola y echarle ganas se sentiría orgulloso, y ADORO que se sienta orgulloso de mi, es algo que hace que me sienta más orgullosa de mi y de donde vengo. Llego a un punto en el que solo quiero ser como él, y antes no sabía porque, pero ahora si, para poder verlo reflejado, y así sentirlo más cerca de mi y no echarle tantísimo de menos. Pero no lo consigo. Soy una caprichosa y consentida y a él no lo tengo como me gustaría, y no me da rabia, más bien, más añoranza aún .Con el paso del tiempo todo eso, los caprichos, los posibles que se hacen difíciles, los improbables que se hacen imposibles, las visitas tardías, las llamadas inusuales, la madurez ... Todo se modifica y cambia. Todo se hace diferente y bonito porque dejamos atrás lo difícil. La dificultad de una infancia no esperada. LE QUIERO. Es una de las personas a las que puedo decir sin miedo alguno, a gritos, y sin coger aire que ADORO, y que siempre, siempre va a ser así. Por todo. Por lo que me ha demostrado de él y por lo que me ha demostrado de mi. Por todas esas cosas que antes no veía y que ahora estan tan claras. POR TODO. Y es que podría decir tantas cosas que cuando acabara ya habría acabado el mundo, ya estaría todo del revés, todo desorganizado, todo un caos, pero él seguiría siendo igual de maravilloso.