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Compréndeme. Añoro tu mirada, tu sonrisa, el tono de tu voz, tus labios, tu pelo, tus llamadas nocturnas, tus mensajes, tu olor.
Que desde que te fuiste añoro tus “Buenas noches princesa” y ya no duermo bien sin ellos. Pero sin dudarlo, lo que más añoro son tus te quiero, que tan feliz me hacían.
Y es que desde que te fuiste, nada es lo mismo, te lo di todo, te entregué todo lo que era mío. Te lo entregué y te lo llevaste todo contigo. No me dejaste nada, ni siquiera el breve olor de tu piel